Quiero hablarte de uno de los mayores errores que puedes cometer como diseñador.
Va, empecemos con una pregunta sencilla, ¿cuáles son los objetivos de tu página web?
Cuando haces una web (para ti o para tus clientes) lo más vistoso y a lo que tendemos a darle más importancia es a la parte estética: colores, disposición, formas etc.
Pero, y es un gran pero, si te olvidas de la estructura de base, de los objetivos de la web, de lo que no se ve, no terminará de funcionar. Y con funcionar me refiero a que sea efectiva y útil para el negocio, no solo que sea visible. Eso, en los tiempos que corren es más fácil.
No definir los objetivos de una página web
Lo vemos a diario, levantas una piedra y te salen veinte páginas ya no feas, sino mal hechas.
En este artículo te contaba 7 errores comunes a la hora de diseñar una web. De esos que se detectan con facilidad.
Pero hoy, nos centramos en lo que no vemos, que es donde está lo más interesante. Y también lo más complicado de abordar.
Poco importa que una web sea muy bonita, que represente a la perfección el alma del negocio o que tenga las fotos más profesionales. Porque si no está estructurada con objetivos, el trabajo de diseño web se queda cojo.
Y ya sabes, una web bonita y sin estrategia no sirve para mucho. La admiras unos segundos y te vas a otra parte.
Diseño web estratégico
Nuestra misión como diseñadores no es hacer páginas estéticas. Lo bonito por sí solo de poco sirve. Por eso, añadir el componente estratégico es lo que va a diferenciar nuestro trabajo. La intencionalidad es la clave.
Ya queda claro que toda web tiene que tener objetivos. Lo ideal es que definas el principal y uno o dos secundarios.
Qué objetivos de una página web se pueden establecer
¿Te acuerdas de la típica frase de los padres?
–No lo puedes tener todo, tienes que elegir–
Pues en este caso es lo mismo.
Nos encantaría que un sitio web tuviera la capacidad de captar clientes, aumentar la lista de correo, construir comunidad, vender infoproductos y además situar el negocio como referente en el sector.
Todo al mismo tiempo.
Pero por ahí está complicada la cosa, yo de momento la varita mágica no la tengo.
Nuestros padres tenían razón. Hay que elegir, y dependerá en gran medida del momento en el que esté el proyecto y qué servicios o productos te interesa destacar.
Pongamos un caso práctico.
Estás empezando como diseñador web. Tienes algún cliente, pero más allá de los muros familiares poca gente te conoce. Una propuesta para el diseño web estratégico sería:
- Objetivo web 1: Captación de leads para aumentar la lista de correo.
- Objetivo web 2: Atraer público a las redes sociales y aumentar el engagement.
¿Cómo se traduce en el diseño? Dándole importancia a la squeeze page de suscripción, apuntando los principales CTA’s al formulario e incluso creando una página específica para el lead magnet. Por poner un ejemplo.
Una web estratégica no es otra cosa que prever el camino que queremos que haga el usuario. No le abres las puertas del sitio web y le dices –siéntete libre de explorarlo–. Sino que de manera sutil le vas indicando la ruta, como si pusieras miguitas de pan. Es cuestión de establecer las prioridades y de evitar distracciones innecesarias en cada una de las páginas.
¿Puede ser una página web fea y efectiva?
¿Cuál es tu definición de feo? Si ya no resulta sencillo establecer para uno mismo unos parámetros objetivos de lo que se considera feo, imagínate si tuviéramos que ponernos todos de acuerdo.
Con respecto a una página web, hay que diferenciar dos aspectos.
El primero es que una web esté técnicamente mal hecha. Que no se hayan puesto las etiquetas, que los links te saquen de la página, que las fotos estén pixeladas o que, supongamos, se mezclen diez tipos distintos de tipografía.
Eso no es ser feo, es ser chapucero.
Lo feo puede ser una combinación de colores que no te termina de gustar, un blanco y negro que te parece muy soso o un rosa palo pastelón que te recuerda a la típica ropita de bebé. O cualquier otra combinación de secciones, colores e imágenes a las que, simplemente, no le encuentras la gracia.
La moraleja de todo esto es que no importa si es fea (la página me refiero) si hay intención, estrategia y coherencia.
Porque una web fea es una opinión subjetiva. Seguramente si no te gusta es que no está pensada para ti.
Eso sí, lo de ser chapucero no tiene excusa.
Diseño web estético vs diseño web estratégico
Ya lo mencionaba al principio, la estrategia de un sitio web va por dentro. Es el valor invisible que le aportas al cliente y a su negocio. Para eso primero tienes que entender el proyecto y después convencer al cliente de que algo que no se ve, acabará siendo la clave del éxito.
Y como hay un sinfín de cosas que se notan más, que a priori son más resultonas, parece que tenemos que ir abriéndonos paso entre lo estético y bonito y lo estratégico y efectivo.
¿Mi consejo? Establece primero la estrategia, define los objetivos de la web (principal y secundarios) y una vez tengas eso bien claro ya puedes pasar a diseñar la parte visual.
Recuerda, si te interesa saber más sobre diseño web estratégico, gestión de clientes y herramientas de diseño, pásate por este enlace y te lo cuento más en detalle.